Medellín es verde
Lejos de basarnos en la tonalidad esmeralda del equipo de futbol local, el Atlé- tico Nacional, apodado “El verde paisa”, hacemos referencia a su abundante y apabullante vegetación.
Estando situada en el Valle de Aburrá, Medellín está rodeada de montañas cu- biertas de árboles, con una infinita gama de tonalidades verdáceas. No hay mejor muestra de esto que el trayecto mismo desde el Aeropuerto Olaya Herrera hasta el centro de la ciudad.
Conocer la naturaleza local es conocer una parte importante de la ciudad y de su cultura, y no hay mejor lugar para esto que el Parque Explora, museo interactivo ubicado en la Ciudad Universitaria de Medellín, cerca también del Cerro El Volador, sede de un enorme parque natural.
Medellín es naranja
Si por alguna inexplicable razón el color verde escapó de tu mirada, el naranja de los ladrillos que visten casi todas las construcciones antioqueñas no lo hará. Tomando el Metrocable, extensión natural del metro de Medellín, podrás apreciar mucho más todo el valle cubierto del color rojizo ocre del ladrillo, más aún si lo miras desde el Parque Biblioteca España, en el barrio Santo Domingo Savio.
Me resultó imposible encontrar una respuesta convincente al por qué la cultura andina colombiana gusta tanto de este material, especialmente cuando algunos de los antioqueños consultados no lo tienen en buena estima. Lo que no se puede negar es que otorga a esta ciudad un toque especial.
Volviendo al centro histórico, la Catedral Basílica Metropolitana, situada en el Parque Bolívar, fue reconocida como la construcción en ladrillo cocido más grande del mundo.
La mezcla del verde y del naranja según Medellín
Los puristas cromáticos podrán discernir ante la siguiente afirmación, pero echando mano del realismo mágico, movimiento literario tan arraiga- do por estas regiones, es que llegamos al tercer color en cuestión.
Tras habernos bañado de verde y naranja en el recorrido por esta ciudad, no hay mejor forma de concluir la jornada arrugando algún mantel de algún café, podría arriesgarme a decir que cualquiera de los cientos que hay en Medellín. Habiendo encontrado una mesa, preferiblemente con vista a la calle, pedirás un tinto. Si no estás familiarizado con el término, déjate sorprender y cuando te traigan un pequeño vaso o taza conteniendo un aromático líquido rojo oscuro comprenderás porqué el café antioqueño, con su característico color marrón rojizo, es la mezcla perfecta de verde y naranja.
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