En el centro de Nayarit existe un paraíso casi desconocido, un lago cráter de aguas azules a verdes, ideal para admirar decenas de aves, navegar en lancha y kayac, caminar bajo frondosos árboles y disfrutar de la más deliciosa gastronomía a base de pescados y mariscos.

Desde el mirador “Jacarandas”, sobre la carretera Tepic-Santa María del Oro, apreciamos en todo su esplendor el lago Santa María del Oro, que ocupa el fondo de un cráter volcánico en plena Sierra Madre Occidental, a orillas del territorio Huichol. Este lago destaca entre la accidentada topografía formada por decenas de volcanes, donde luce aguas verdes, azules o grises, según la hora del día y la temporada del año. Tiene forma semi circular y una longitud máxima de 2,000 m, con profundidad aproximada de 70 m. Cuenta con numerosas playas pequeñas de hasta 10 m de largo, donde existen algunos hoteles y restaurantes típicos que preparan Chicharrones de Pescado, mariscos frescos, Cuachala, Capirotada al horno y Ceviche estilo Santa María.

Considerado un lugar místico, este lago, también denominado laguna, luce apacible y como un espejo la mayor parte del día; lo rodea la selva baja caducifolia y encinos bajos en la parte sur, aunque en toda su orilla crecen enormes árboles de Guanacaste, Guamúchil, Higuerilla, Mango y Aguacate, los cuales cobijan a cientos de ruidosas aves residentes y migratorias. Cuenta con caminos y rutas para recorrer sus alrededores, óptimos para la observación de aves; en sus aguas transparentes se puede pasear en lan- cha y practicar la pesca, hacer deportes acuáticos como esquí, windsurf, kayak y wakeboarding; es ideal para la natación, esnorquel y el buceo en altitud; sus riveras invitan a acampar, hacer rappel, tirolesa, o sólo caminar por las tardes y relajarse en algún restaurante para disfrutar de los mágicos atardeceres.