Acompáñanos a explorar cinco maravillas naturales consideradas obras maestras de la creación y que se deben visitar por lo menos una vez en la vida.

Lo mejor de un destino está dado por la majestuosidad de su entorno natural. Al viajar no hay emoción más grande que descubrir paisajes que están allí desde hace miles de años antes de que naciéramos, y que es necesario preservar y cuidar para que continúen brindándonos vida y deleite. Esta vez elegimos cinco entornos de misteriosa belleza que podrán quitarte el aliento una y otra vez.

1. Parque Nacional de los Glaciares

Hay sitios a los que parecería imposible llegar porque dan la sensación de haber salido de la imaginación de un pintor surrealista. Un escenario de montañas, lagos y bosques, incluyendo una parte de la Cordillera de los Andes cubierta de hielo y nieve, componen este regalo de la naturaleza que presume al más famoso de los glaciares: Perito Moreno, reconocido por su continuo movimiento que provoca un fenómeno cíclico de avance y retroceso con desprendimientos espectaculares de su frente de hielo. Para admirarlo sin prisas hay que hospedarse en El Calafate, la región más cercana al glaciar. Si te queda tiempo, aventúrate a practicar senderismo por el Monte Fitz Roy, cerca de la localidad de El Chaltén, mismo que se encuentra al otro extremo del parque y presume los picos más altos y la mayor diversidad de formas graníticas de la cordillera. ¿Dónde está? En los Andes Australes de Argentina, al límite con Chile.

2. Parque Nacional Yosemite, maravilla de América

Fue designado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1984. Seguramente por la majestuosidad de Glacier Point, un precipicio de granito de más de dos mil metros, sus cascadas (tres de éstas se encuentran entre las más altas del mundo) o por su valle bordeado por grandes acantilados y rocas esculpidas por glaciares. No hay que dejar de pasar la tarde en Tuolumne Meadows, una gran extensión de tierra cubierta de hierba, rodeada de grandes cúpulas y picos de granito; la pradera se extiende a más de 3.2 km a lo largo del río Tuolumne, lo que la convierte en la pradera subalpina más grande de Sierra Nevada. Entre lo más espectacular destacan los bosques de secuoyas gigantes. ¿Dónde está? Se ubica aproximadamente a 320 km al este de San Francisco, en California, Estados Unidos.

3. Parque Nacional Celestún, el cielo en la Tierra.

Un lugar inspirador es Celestún en Yucatán. Se trata del paraíso de aves más famoso de México y sublime para admirar los colores azul, blanco y rosa. Dentro de la Reserva Especial de la Biósfera se localiza la Ría Celestún, un santuario de flamencos rosas y muchas otras aves migratorias que llegan desde Canadá. Cuenta con una superficie de casi 60 mil hectáreas y una longitud de 21 kilómetros. La mejor época para contemplar a los flamencos rosas desde una embarcación es de marzo a agosto, sin hacer mucho ruido para no espantarlos. Después te espera un emocionante recorrido por manglares entre enormes puentes que forman la vegetación. Puedes nadar en un ojo de agua antes de regresar al punto de partida. A unos 300 kilómetros se encuentra Río Lagartos, donde además de encontrarte con más flamencos rosas, te asombrará la belleza de “Las Coloradas”, un lago que obtuvo su peculiar color gracias a los depósitos de sal que se acumularon con el tiempo. ¿Dónde está? A 95 km de la ciudad de Mérida.

4 . Bucólicos Fiordos Noruegos

En la costa oeste de Noruega existe un paisaje que atrapa el espíritu.  Se trata de los fiordos y los más emblemáticos son: Sognefjord, Lysefjord, Nærøyfjord y Geirangerfjord, estos dos últimos catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los fiordos son brazos prolongados de los mares que llegan a alcanzar grandes distancias entre majestuosos acantilados por ambos lados, en algunos te encontrarás con enormes cascadas que caen por las laderas de las montañas, entornos salvajes pero fáciles de explorar que pueden combinarse con la visita a encantadores pueblitos. Debido a su gran profundidad, los fiordos permiten la navegación de grandes barcos, para admirarse de cerca y fotografiar focas, águilas, ballenas y una fantástica variedad de peces.

5.  Cuatro Ciénegas, un viaje a la prehistoria

Atrévete a conocer los oasis más peculiares del planeta. Explora en el norte de México pozas que mantienen especies marinas similares a la de hace 550 millones de años. En el Valle de Cuatro Ciénegas actualmente la NASA hace estudios para entender como puede ser la vida en otros planetas como Marte. La Poza Azul es la más célebre de todas. Se trata de un manantial de aguas cálidas que tiene una profundidad de poco más de cinco metros. Mojarras nativas y el Pez Cachorrito, así como estromatolitos y algas unicelulares, son sus habitantes.

El Área de Protección de Flora y Fauna Cuatro Ciénegas comprende casi 85 mil hectáreas y es Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco. Se localiza a orillas del Bolsón de Mapimí, conocido como la “Puerta del desierto”, en donde reinan abundantes pozos, manantiales, fauna de épocas remotas y una geología muy particular. Una de las bellezas más impresionantes de esta zona son las aguas color turquesa que resaltan en medio del valle desértico. No hay que dejar de sumergirse de día o de noche en las aguas termales como El Mojarral, las Pozas de Becerra y las Pozas de Escobedo, además de darse el tiempo para visitar las dunas formadas por cristales de yeso procedentes del antiguo lago. Si no quieres acampar en la zona permitida, podrás encontrar hospedaje cercano en Monclova.

¿Dónde está? A 273 km de Saltillo, Coahuila.