Fachadas coloniales y una arquitectura propia de siglos atrás que perdura hasta nuestros días, son la entrada a un paraíso gastronómico en donde el deleite al paladar es un placer al alcance de todos.

La ruta a San Miguel de Allende, uno de los principales municipios del estado de Guanajuato, en el Bajío mexicano, es solo el preámbulo antes de llegar a un pueblo lleno de cultura y tradición. Precisamente la tradición acompaña a la gastronomía de este Pueblo Mágico.

Predominan entre la comida de San Miguel los sabores indígenas, combinados con ingredientes europeos que dan como resultado platillos increíbles. Los platos tradicionales y típicos que encontramos en este municipio son las enchiladas mineras (hechas con tortillas rellenas de queso, bañadas en salsa de chile guajillo y fritas con manteca), las pacholas (carne molida de res con chile ancho, pan y especias; se forman en el metate y se sirven con papas fritas) y el fiambre (exclusiva mezcla de diferentes tipos de carne de res, pollo y cerdo con frutas y verduras en aceite y vinagre).

También puedes calmar tu sed con bebidas tradicionales de la región como el agua de betabel y fermentadas como el colonche, hecho de tuna, y la cebadina, una mezcla de agua de cebada, tamarindo y jamaica, a la que se le pone bicarbonato de sodio en el momento de servirla para que contenga burbujas.

PARA COMER… MERCADOS, LA CALLE Y RESTAURANTES

San Miguel de Allende le hace honor a su reputación de ser la población con la mejor comida de todo México. Esta teoría se refuerza con un secreto a voces de los habitantes del Pueblo Mágico: para comer, aquí cualquier lugar es bueno. Prueba de ello es el Mercado Ignacio Ramírez, en donde los colores y aromas son el principal distintivo en su área de comida. A este se suman los puestos de vendedores ambulantes que, en cada esquina, preparan cualquier tipo de platillo que se te antoje. Esquites, tacos, chiles en nogada y, sobre todo, dulces típicos como las fresas cristalizadas y los tumbagones, rollitos crujientes de harina cubiertos con azúcar glass, así como el atole de maíz crudo, son lo que más encontrarás en tu camino.

Finalmente, se encuentran los lugares establecidos con líneas gastronómicas definidas. Restaurantes como La Grotta, donde venden pizzas hechas a mano y cocidas en horno de leña, que puedes probar con su salsa especial que es espectacular; Bugambilia, con sus tradicionales chiles en nogada, o Chocolates y Churros San Agustín, la primera churrería de la ciudad ubicada en una vieja mansión del siglo XVIII, en donde probarás un delicioso chocolate acompañado de unos churros o también carne tampiqueña o empanadas argentinas. De esta manera, nos damos cuenta que más allá de la cultura, geografía y arquitectura de San Miguel de Allende, la gastronomía es el plato fuerte, la cereza del pastel.