Entre las cosas que en la actualidad se pueden visitar está la quinta edi- ción del Festival Internacional de Video Samples México, totalmente gratuito.
Retomando la calle Hernández Ma- cías, que habíamos abandonado para caminar Insurgentes, y así lle- gar a La Expendeduría, continuamos con el breve paseo. Las aristas de cultura contemporáneas que vamos encontrando a nuestro paso me dan una visión más amplia y completa de lo que llaman escena de arte en San Miguel de Allende. A pesar de que la comunidad artística, y los espacios que esta tiene para reunirse, no sean numerosos, esto se compensa con una unidad y un apoyo palpables.
La segunda escala es, al parecer, es el lugar favorito de Alejandra: la Fábrica La Aurora, una vieja pero re- novada fábrica textil inaugurada en 1902; ahora utilizada como complejo multidisciplinario, equipado con más de 15 galerías, tiendas, cafeterías y restaurantes, y estudios de artistas locales, extranjeros o nacionales, pero todos ya locales. El espacio de esta narración queda muy corto para poder abarcar el microuniverso que representa este inmueble. Baste decir que es un punto de referencia imprescindible para quien busque conocer un buen trozo de la nueva forma de abordar el arte en San Mi- guel de Allende.
En este punto, Alejandra se queda en La Aurora para arreglar asuntos de la posible exposición de la obra que está trabajando, o eso parece. Tras una breve despedida, recorro un par de pasillos más y vuelvo a la calle. La tarde cálida y lenta me invita a seguir caminando por la ciudad. Como emulando un pincel largo y ligeramente jorobado, voy trazando líneas rectas y curvas, de diferentes colores e intensidades, sobre este gran lienzo que es San Miguel de Allende.
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