“SOY COMO UNA MULA, ASÍ SOY” Martha ‘Pati’ Ruiz Corso

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“SOY COMO UNA MULA, ASÍ SOY” Martha ‘Pati’ Ruiz Corso

Viviamos en Queretaro y pronto me di cuenta que ahi me iba a aburrir, que no queria que mis hijos crecieran en la ciudad por su salud y educacion… Asi que vine a la sierra a crear nuevos valores y asi surgio el Grupo Ecologico Sierra Gorda.

¿Cómo comenzó ese sueño de la Sierra Gorda?

Fíjate que yo hace 32 años me fui a vivir a la Sierra Gorda. Soy originaria de la ciudad de Querétaro y mi esposo nació en la comunidad de Agua de Maíz, que es un bosque de niebla aquí en la sierra y me invitaba. Veía unos espectáculos de la naturaleza impresionantes. Así que con mi esposo y mis hijos decidimos que queríamos una vida simple y que no nos gustaba ser modernos. Entonces en una actitud de rebeldía familiar, nos fuimos a vivir retirados a un bosque de niebla en la Sierra Gorda; una vida de autosuficiencia, una vida de ser muy felices y vivir con poquito y recuperar valores.

¿Se llevó a sus hijos a la sierra?

Un día tomé la decisión, agarre a los chamacos y le dije a la sociedad queretana: ¡Adiós! Saqué a mis hijos de la escuela y dejé las medicinas en Querétaro. No más doctores, pensé. Vivía esclava de ellos. Mario, mi hijo, vivía tomando corti- sona y antibióticos debido a las alergias. Un día en Querétaro me dijo mi doctor: “Martha, te recomiendo que este niño no nade, no corra, no haga karate, no haga ejercicio…” Y le dije al doctor: “Mira José Antonio, te prometo que voy a hacer lo contrario”.

Medicina Alternativa

“La homeopatía siempre me ha gustado, creo mucho en ella. Así que le empecé a limpiar el hígado a mis hijos. En las mañanas les daba jugo de limón, ajo rallado y aceite de oliva. Los obligaba a comer muchísimos vegetales crudos porque esa es la clave de la salud: tener las tripas frescas y no llenas de carnes, quesos, azú- car, harinas blancas… Dejé a los niños en manos de la naturaleza y no en manos de su madre hipocondriaca. Aquí me desconecté. Al carajo con las vacunas, se cortaban y con caca de caballo no les pasaba nada. Se volvieron fuertes, jugaban en la lluvia, corrían, andaban a caballo y los niños estaban felices.

¿Cómo se vive en la sierra?

En la Sierra Gorda es una vida jugosamente feliz. Piensas, respiras, meditas, te acomodas. No me he arrepentido por un instante y encontré la causa de mi vida, porque yo en Querétaro siempre he sido apasionada y muy activa pero como que no encontraba yo dónde encausar. Cada día pensaba en la noche: qué día tan feliz, no le cupo más. En abundancia.

¿Encontró su sitio en la Sierra Gorda?

Totalmente, y sirviéndole a la naturaleza, mi vocación. Estoy al servicio de la vida y de la comunidad y me llaman Jabalí Rojo. Cuando resolví mis preguntas espirituales, estaba lista para ponerme a las órdenes del creador. Estuvimos mucho tiempo en la comunidad del Liquidambar en el bosque de niebla, caminando,montando a caballo, desintoxicándonos. Yo era maestra de música en Querétaro. Empezamos a hacer las fiestas de la tierra donde tocaba mi acordeón y así nació Grupo Ecológico. Yo iba con mi instrumento a las escuelas y se armaba una ola padrísima de reconocimiento del territorio, de conciencia…

¿En qué consiste el proyecto Sierra Gorda?

Mira, en Sierra Gorda cuidamos un territorio privilegiado para México, estamos en el corazón del país. Tequisquiapan es el centro del país, entonces, tantito más para arriba yo calculo que estamos en su corazón. Y esa es mi consigna, desde ahí tenemos que levantar una ola de amor para el planeta. Esa es la misión prin- cipal, entonces trabajando en un territorio en donde 97% es tierra privada, de comunidades de extrema pobreza, te das cuenta que tiene que ser con las comunidades como se hace la conservación y desde el inicio de nuestro trabajo, hace 27 años, hemos tenido esta visión muy incluyente de los dueños del territorio. Así que en Sierra Gorda hacemos todo lo que se pueda imaginar para custodiar los recursos naturales, custodiar los valores de flora y fauna y procurar generar oportunidades económicas para los dueños de la tierra.

¿Su trabajo es directo con las comunidades locales de la región?

Sí mira, por mencionarte, tenemos un programa de educación ambiental que lle- ga a 17,000 niños cada mes desde hace 25 años, en forma continua, 170 escuelas… cada mes, cada mes, cada mes desde hace 25 años. Una actividad brutal, y a través de las escuelas tenemos reuniones con los padres de familia, con las autoridades, campañas de limpieza, restauración de cuencas, reforestación… si tú vas a Sierra Gorda, todas las escuelas están reforestadas, todas las casas están llenas de arbolitos en sus traspatios. Es una actividad hormiga de ir formando esta cultura de amor, de respeto, de sentido de pertenencia. Yo tengo un programa de radio desde hace 27 años que ha estado al aire en forma ininterrumpida semanalmente y a través de ese espacio les platico de Francisco de Asís, ventaneo al cazador: “ya sabemos don Isaías que anda usted fregando venados… ¡cuidado! Porque Profepa ya le tiene un ojo encima”. Y ya saben que para eso estamos.

Hasta hoy, el trabajo realizado ¿qué sensación le deja?

Pues mira, satisfecha satisfecha no estoy, porque avanza uno en la contra, con pocos apoyos, porque no he conseguido cosas; todavía tengo objetivos que cumplir. Yo necesito que todos los bosques de la Sierra Gorda tengan un valor económico para los dueños del capital natural, esto quiere decir que cada pedacito de bosque tenga pago por compensaciones de carbono, por servicios hidrológicos, por biodioversidad. Apenas voy en 40,000 hectáreas, entonces me falta muchísimo.

¿Su esposo y sus hijos la apoyan?

Totalmente. Ellos colaboran en la organización, son socios estratégicos del proyecto Sierra Gorda. Mi esposo está encargado del programa de compra y venta de tierras, pago de compensaciones de carbono y pago de servicios hidrológicos. Tenemos 40 mil hectáreas con estos pagos. El 97% de la Sierra Gorda son terrenos privados. Toda la Sierra Gorda tiene dueño, no es como un parque gringo donde toda la tierra es propiedad de la nación. Ahí hacer conservación es una tarea de fin de semana. Aquí nada más imaginen que existen en la sierra 684 comunidades. Mi esposo conoce el nombre del dueño de cada uno de los predios. Uno de mis hijos, Roberto, es fotógrafo de naturaleza y conoce perfectamente la sierra, y mi otro hijo, Mario, se dedica a la conservación de los suelos.

¿Qué viene para el futuro de Martha “Pati” Ruiz Corso?

Viene la Sierra Gorda como un destino de clase mundial, lo afirmo. Viene un pago de compensaciones para los dueños de los bosques por los servicios que nos prestan para toda la reserva o, es más, para todo el sur del estado; los bosques del sur del estado que ya están fuera del territorio, ahí viene, y ahí vamos cons- truyéndolo. Querétaro es el primer estado en el país que tiene un mecanismo de compensaciones de carbono. Eso tal vez no le diga mucho al público, pero el protocolo de Kyoto es un laberinto, y esto es la salida de Kyoto, tener esas reglas, adaptadas a los contextos locales, con reglas facilitadas que se apeguen a la realidad mexicana y que la gente, los dueños de los bosques, estén recibiendo estos pagos. Yo veo un territorio que ha recuperado áreas forestales, ahorita hemos recuperado alrededor de 17,000 hectáreas de bosque nuevo, lo que se ha conseguido por la aplicación de la normatividad “No al cambio de uso del suelo, no a los desmontes”, mucha actividad con los propietarios, mucha vigilancia y mucha presencia.

Platíquenos un poco de la compensación por emisiones de carbono

Uno puede capturar tres veces más bióxido de carbono regenerando suelos degradados, es decir, desarrollando humus y raíces en suelos que plantando árboles. Esto lo aprendí 25 años después. Hemos plantado 6 millones de árboles. Pero ahora regenerar suelos es mi estrategia a nivel nacional, ya que quiero poner millones de hectáreas a funcionar. Hay técnicas que son punta de lanza, como en Australia. Ellos tienen mucha experiencia porque han visto cómo sus suelos se degradan. Ellos tienen herramientas muy innovadoras como la permacultura, la mineralización de los suelos y el manejo holístico ganadero… Todo eso que se va comiendo arriba el ganado se seca abajo y eso es puro bióxido de carbono.

Uno pone y Dios dispone…

Mira, yo por mí tengo otros 30 años para meterle a la Sierra Gorda. Yo personalmente me pienso retirar dentro de 30 años, cuando tenga yo 92; ese día me voy a regresar pa’ mi casa. Así que hoy, a mis 62 años, tengo otros 30 para, con todo mi amor y dedicación, trabajar para custodiar este territorio.

rosiamerena

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