Viajé alrededor de Sudamérica y llegué a Argentina para cumplir una misión: tomar el vuelo de Air New Zealand hasta Auckland.

Trece años después de que se estrenara la ultima película de la trilogía “El Retorno del Rey” en el 2003, me

encontraba a bordo del NZA323. Mi vuelo me llevaría 10,345 kilómetros durante 13 horas para llegar a la isla de Nueva Zelanda o Aotearoa, como la llaman los nativos. Nueva Zelanda es un conjunto de dos islas. Auckland, en la Isla del Sur, sirve como punto de partida para los viajeros internacionales y cuenta con el aeropuerto internacional de Christchurch. Una vez ahí, viajar a través de las dos islas en camión, automóvil o por avión es relativamente fácil. En un vuelo de dos horas te puedes transportar de la Isla del Norte a la Isla del Sur y en un vuelo de una hora podrás transportarte a cualquier parte del país.

Nelson y Abel Tasman

Ubicado al norte de la Isla del Sur, a tan solo 50 minutos en avión desde Auckland, Nelson es la puerta de entrada a la hermosa zona de Tasman y Golden Bay. Aquí se encuentra el Parque Nacional

Abel Tasman y Golden Bay conocido por sus días soleados y azules, además de sus playas doradas y buen ambiente. Una vez en Nelson tuve la misión de adentrarme en el Parque Nacional Abel Tasman localizado a tan sólo unos minutos de Nelson. El acceso al parque puede ser desde Wantaka en el lado de Nelson o desde el final del hiking trail en Wainui Bay en la Golden Bay. Existen diferentes opciones para practicar hiking dentro del parque. El trail completo tiene una duración de 3 días caminando aproximadamente

de 5 a 8 horas diarias y durmiendo en los diferentes huts, áreas de acampar o playas vírgenes. También se puede hacer medio hike si cuentas con menos días disponibles ya que el parque cuenta con un servicio de water taxis que pueden llevarte de una parte a otra. Adentro del parque, encontré un ecosistema único que ha sido conservado gracias al esfuerzo de Nueva Zelanda por mantener su flora y su fauna nativa intacta, como una gran variedad de aves y helechos. Hermosos tonos de verde me recibieron en cada una de las bahías, una más dramática y espectacular que la otra. Aquí tuve la oportunidad de nadar con delfines libres y fue una de las experiencias más increíbles de mi vida. Los únicos servicios de hospedaje en el parque son lugares para acampar acondicionados con cocinas comunes, agua y espacios para hacer fogata. Además, existen 4 cabañas que puedes rentar para tener un espacio para dormir.

Esta gran caminata dentro del parque esta considerada como una de las Great Walks o grandes hikes de Nueva Zelanda, es una experiencia increíble y sin duda un reto físico y mental. Encontrarte en el camino a personas de todas las edades y niveles de condición física es inspirador. Después de todas estas vivencias,

Abel Tasman se convirtió en uno de mis lugares favoritos de todo el mundo, por ello recomiendo a todos los exploradores conocer este mágico lugar.

Takaka: pueblo detrás de la montaña

Las montañas de Takaka irradian una magnetismo impresionante y como cualquier lugar místico atraen a un particular grupo de personas que viven en sus faldas. La cuidad de Takaka, situada en Golden Bay, a dos horas en camión desde Nelson, es un pequeño pueblo mágico a las orillas del mar. El lugar posee una innegable vibra espiritual y orgánica. La mayoría de los habitantes de Takaka tienen jardines en los que plantan sus propias frutas y verduras. Con vista a la espectacular Golden Bay, Takaka tiene una población de 2,500 habitantes. Aquí es más común ver a uno de los miles de borregos que viven en las granjas en las montañas que a un humano. El pueblo solo tiene una calle con tiendas y restaurantes donde se respira un ambiente de tranquilidad. Más arriba, en la cima de la montaña, se encuentra ubicado un centro espiritual de Yoga llamado Anahata, donde existe una comunidad que practica los ancestrales enseñanzas del verdadero yoga con rutinas de karma yoga (servicio desinteresado), Yoga Nidra (relajación), Hatha Yoga y alimentación consciente. Cualquier persona es bienvenida a pasar unos días o vivir en este mágico lugar.

Queenstown

Después de viajar un mes alrededor de Nueva Zelanda y contagiarme de la espontaneidad y espiritualidad de sus habitantes, me encontré con un paisaje dramático al sur de la isla del sur. Las faldas de Lake Wakatipu Queenstown se encuentran rodeadas por imponentes montañas moldeadas por glaciares gigantes que han estado en este lejano lugar hace millones de años. En la esquina sureste del lago se encuentra The Remarkables, una impresionante cordillera de montañas que protege la ciudad. Al sur y sureste del lago, Cecil Peak y Walter Peak, terminan de moldear la vista panorámica de la ciudad.

El pueblo de Queenstown conocido como la capital de la aventura en Nueva Zelanda, es un punto de reunión para aventureros de todo el mundo que buscan una buena dosis de adrenalina.

Las actividades son el sueño de cualquier amante de los deportes extremos. Un día puedes aventarte de paracaídas observando unas vistas que nunca olvidarás, al día siguiente puedes realizar bunggee jump, bicicleta de montaña y senderismo para disfrutar el aire puro y los paisajes de ensueño. Si viajas en la temporada de invierno, Queenstown tiene pistas de ski y snowboard. Por la tarde el pueblo esta lleno de opciones donde puedes comer delicioso gracias a la amplia gastronomía cultural que cuenta con comida hindú, italiana, mexicana, koreana, japonesa, china y mediterránea, además de muchos pubs, bares y discotecas, donde backpackers y viajeros de todo el mundo cruzan sus caminos para intercambiar conocimientos, experiencias y fotografías de este mágico lugar que sin duda fue uno de los viajes más enriquecedores de mi vida.