El recorrido en este ecosistema, permite admirar la gran belleza escénica de esta cuenca hidrológica formada por más de 100 cuerpos de agua dulce, donde vemos lagunas interiores, arroyos, ríos y lagunas costeras, y en cada tramo encontramos pescadores que utilizan cayucos y lanchas de motor, para sus ac- tividades pesqueras. Es un territorio casi plano que tiene entre 1 y 7 metros de altitud sobre el nivel del mar, por lo cual gran parte permanece inundado la mayor parte del año, y sólo 20% de la reserva presenta suelos altos con cierto potencial agrícola y pecuario.
El punto ideal para empezar los recorridos, es el norte de la reserva donde se encuentra uno de los paisajes más espectaculares: Tres Brazos, el punto de unión de los ríos Grijalva, Usumacinta y San Pablito, que en esta área forman parte de la Zona Núcleo; en está moderna estación científica o Centro de Interpretación Uyotot-Ja (Casa del Agua), subimos a la torre de observación de más de 20 m de altura, desde la que apreciamos las extensas planicies y cuerpos de agua del noreste de Centla. El persnonal de la reserva y los pescadores, nos comentan que en estos ríos y canales, abunda un animal prehistórico que ha dado fama a la cocina del estado: el pejelagarto, que sólo en estas aguas alcanza tallas de hasta 70 cm. Así, durante un recorrido por su extensos canales y ríos, encontramos pescadores con la pesca del día, consistente en Pejelagartos, grandes mojarras Castarrica y Tenguayaca, así como Jaibas, Cangrejos, y mucho más.
Durante uno o más días, es posible recorrer los mejores paisajes de esta región habitada desde hace más de 1000 años por Olmecas y Mayas, como lo apreciamos en sus vestigios arqueológicos que durante siglos mantuvieron comunicación a través de los ríos Grijalva y Usumacinta, para sus transacciones comerciales con los pueblos mayas emplazados en Tabasco, Chiapas y Guatemala; aunque hoy la área se aprecia poco poblada, en ella aun encontramos grupos de mayas Chontales. En la reserva existen otras Rutas Ecoturísticas como Laguna El Cometa, Punta Manglar, Nueva Esperanza y San Juanito, ideales para observación de aves y paseos colectivos en uno de los humedales más extensos y biodiversos de Norteamérica. Finalmente, nos acercamos a disfrutar de sus playas Miramar, Playa Azul y Pico de Oro; aunque, lo mejor fue la visita a los restaurantes de Frontera y Paraíso, donde probamos platillos exquisitos
de la pesca del día, un aliciente más para regresar y conocer nuevos aspectos de estos Pantanos de Centla, considerados entre los 15 más importantes del mundo.
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