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El ferrocarril Chihuahua-Pacífico o CHEPE, realiza uno de los diez recorridos en tren más espectaculares del mundo; son 656 kilómetros, pasa sobre 37 puentes y atraviesa 86 túneles: es un viaje que une las Barrancas del Cobre con el Mar de Cortés.
BARRANCAS DEL COBRE
El viaje en el Chepe, de Chihuahua a Los Mochis, nos permite llegar en pocas horas a tierras boscosas donde llegan turistas de México y el mundo, para conocer uno de los ambientes más bellos del corazón de la Sierra Madre Occidental: las Barrancas del Cobre. La primera parada fue Creel, puerta de entrada a las Barrancas, con atractivos como las formaciones rocosas del Valle de Las Monjas: un conjunto de extrañas rocas verticales, junto al lago Arareco que refleja un cielo azul entre enormes pinos. Y para quienes prefieren lo cultural, a media hora está la Misión Jesuita de Cusárare con el Museo Loyola de Arte Sacro, cerca de la cascada Cusárare.
En esta sierra, el destino turístico más famoso es Divisadero, un verdadero mirador natural de este enorme complejo geológico llamado Sierra Tarahumara, habitada por los Raramuris. Aquí, se admira la unión de las Barrancas del Cobre, Urique y Tararecua, de 1,200 metros de profundidad. Además se observan peñas y cañadas en los miradores de Piedra Volada, Mesa de Mogóbato, Mesa de Guérachi, y otras que suman casi 1,500 km de largo.
Si se dispone de tiempo, se puede realiza senderismo, ciclismo, recorridos al fondo del cañón, subir al funicular o ir a las tirolesas, precipicios de vértigo y barrancas que son hasta 4 veces más profundas que las del Cañón del Colorado.
El viaje inicia a las 6 de la mañana en la ciudad de Chihuahua. Poco a poco los colores cambian y los paisajes se tornan espectaculares. Primero vemos extensas planicies y después predomina el verde de los encinos y pinos. La mirada se pierde en el horizonte adornado por vastas planicies con pastos dorados, donde vaga el ganado “Cara Blanca” que ha dado fama al estado.
En la lejanía las elevaciones azules anuncian la cercanía de la sierra; sólo 104 kilómetros separan a la capital chihuahuense con Cuauhtémoc. Roba la atención en este destino un entorno de antiguas fincas con campos de cultivo, principalmente de manzana, así como la presencia del siempre productivo pueblo de los Menonitas. Más adelante está San Juanito, la estación que se encuentra en lo más alto y frío del recorrido, ¡a 2,438 metros sobre el nivel del mar!
RUTA FINAL
El tren se detiene 15 minutos en Divisadero, y sólo para ascenso o descenso en las posteriores estaciones turísticas de Barrancas, Bahuichivo, Temoris, El Fuerte y Los Mochis, Sinaloa, al que se llega finalmente a las 9 de la noche.
El recorrido por esta sierra, nos permite admirar uno de los monumentos naturales más llamativos del planeta, con sitios legendarios como Barrancas Del Cobre, de Urique, Sinforosa, Huápoca, Candameña, Chinípas, Septentrión, Oteros, y las cascadas más altas de México.
Al final del recorrido, un guía nos comentó: “…las Barrancas del Cobre son lo que el Cañón del Colorado quiere ser cuando sea grande…” Una manera sutil de reconocer la magnitud de este mundo espectacular.
EL DATO…
CADA TREN SE COMPONE DE DOS A TRES COCHES PARA 64 PASAJEROS, EN CABINA PRIMERA EXPRESS O CLASE ECONÓMICA; TIENEN COMEDOR Y COCHE BAR.
CIRCUITO BARRANCAS EN CHIHUAHUA
Barranca de Urique. Profundidad: 1,879 metros. Se trata de la barranca más profunda de Chihuahua y de México. Se origina en la unión de las barrancas del Cobre y Tararecua. Sus miradores son: Cerro del Gallego, Mesa de Arturo y El Divisadero.
Barranca de Sinforosa. Profundidad: 1,830 metros. Se trata quizá de la barranca más espectacular de la sierra y la segunda más profunda. Se accede desde la población de Guachochi, a 18 kilómetros al sur, en donde se encuentra el mirador de Cumbres de Sinforosa.
Barranca de Batopilas. Profundidad: 1,800 metros. Tiene vistas imponentes desde su mirador de la Bufa. En su fondo corre el río de Batopilas, el que también forma parte de la cuenca del Fuerte. En esta barranca se conservan algunas de las comunidades rarámuri más tradicionales.
Barranca de Candameña. Profundidad: 1,750 metros. Mezcla espectacularidad y belleza. Destaca porque tiene las dos cascadas más altas de México: Piedra Volada (453 metros) y Baseaseachi (246 metros). También presenta la peña del Gigante, que presenta la pared de piedra totalmente vertical más alta del país con 885 metros.
Barranca de Chínipas. Profundidad: 1,600 metros. Es quizás la menos conocida debido a su lejanía. En su fondo corre el río del mismo nombre. En el fondo de esta barranca se encuentra el pueblo de Chínipas, el más antiguo de toda la sierra.
Barranca de Oteros. Profundidad: 1,520 metros. Se ubica entre los antiguos pueblos mineros de Maguarichi y Uruachi. También se puede llegar vía El Divisadero y San Rafael. Entre otros baluartes que posee está la cascada de Rocoroybo.
Barranca del Cobre. Profundidad: 1,300 metros. Con este nombre se conoce de manera genérica a todo el sistema de barrancas. Su acceso es por la comunidad de El Tejabán, que se encuentra a 50 kilómetros de Creel, en la parte alta del rio Urique.
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