Resulta fácil situar al Centro de Convenciones de Vancouver (www. vancouverconventioncentre.com) como el estandarte de esta cruzada; su azotea verde, conformada por miles de plantas endémicas; su sistema de calefacción y refrigeración a base de agua marina; y el hábitat de peces construido en los cimientos del edificio, son una prueba de la genuina preocupación de empresarios y gobernantes por tratar de aminorar la “huella ecológica” que esta ciudad deja en el planeta. Vale la pena visitarlo, tanto por conocer uno de los inmuebles “más verdes” del mundo, como para apreciar la increíble vista que desde ahí se tiene de la Bahía de Vancouver.
Mientras nuestras preguntas en temas ecológicos estén hallando solas su res- puesta, otras cuestiones, de igual o mayor importancia, van asaltando nuestro pensamiento: ¿qué hace la gente de Vancouver con tantos días de lluvia? ¿dónde es que logran protegerse de los aguaceros? y, por último ¿dónde puedo llenar de cerveza esta gran botella de vidrio?. Los esfuerzos por no sólo tratar de reutilizar todos los productos reciclables, sino por cada vez usar menos de éstos, han lle- gado hasta los bares. Hay muchos locales productores de cerveza artesanal que ofrecen llenar las botellas que los estusiasmados clientes (por la preservación del medio ambiente, claro) les llevan, evitando así usar y tirar miles de botellas de vidrio al año.
Esta forma de emplear la menor cantidad de vidrio posible encuentra su punto máximo en The Belgard Kitchen, un vistoso restaurante situado en The Settle- ment Building, donde los vinos de la casa se sirven a través de un grifo, como las cervezas de barril. Cuando el vino se vierte de esta forma, éste nunca entra en contacto con el oxígeno, conservando su calidad y frescura. Además, esto elimina el uso de botellas, corchos, cápsulas, etiquetas y cajas contenedoras. Un placer libre de culpas, ahora sabemos dónde pasan las tardes lluviosas los habi- tantes de Vancouver. Brindemos entonces por esta ciudad y su noble objetivo, y dejemos las copas vacías al prometernos volver en cinco años, para celebrar el añorado nombramiento. ¡Cheers!
Comments are closed here.