Nosotros pensábamos que aquí terminaría el viaje, pero nos equivocamos cuando un chorro de agua que venia de lo alto y el sonido que se produce cuando sacas aire de tus mejillas infladas y tus labios apretados, pero en gigante, nos hizo saber que aquí no acaba este viaje, digamos que empezaba otro cuando al ver pasear 50 personas en las entrañas de un elefante, El Gran Elefante, de 12 metros de alto, 8 metros de ancho, 21 metros de la trompa a la cola y cuarenta y ocho punto cuatro toneladas de peso es increíble verlo pasar, es un edificio de piel, madera y acero que apenas subiendo al segundo piso de la galería alcanzas a ver la belleza de los detalles de sus ojos y pestañas que lo adornan. El elefante, perdón el Gran Elefante, cobra otros 7€ por meterte por un costado y darte una vuelta de 30 min te lleva por las galerías y pasa frente al carrusel para regresar por los talleres y llegar de nuevo a su guarida.
Frente al paradero de Elefantes, está la Galería de las Máquinas. (La Galle- rie des Machines) un lugar que alber- ga las creaciones mas recientes y por supuesto presumibles de la isla. En este lugar se presentan los próximos habitantes del proyecto el Arbol de las Garzas (l’arbre aux hérons) un árbol de 50 metros de diámetro y 35 de alto, 45 si contamos cuando vuelen las garzas. Este es un proyecto que apenas se con- cluirá para el 2019, es un árbol gigante que tiene una garza enorme de madera que puede transportar a 4 personas y
dar vueltas al rededor de su árbol. Bien, esto es un proyecto, de lo cual les da- mos el dato. Pero regresando a la gale- ría, ésta Garza existe y allí la puedes ver, por un momento está dormida, parada con sus ojos cerrados, gigante, yo cal- culo 5 ó 7 metros, tranquila parece que es un prototipo que solo esta para de- mostrar su tamaño y presencia, como una escultura de 30 plumas de made- ra tallada en sus alas y otras 20 en su cuello y pecho, pero no es así durante la explicación de el Arbol de pronto se levanta desplegando sus alas que se abren a no menos de 8 metros y surca los aires de manera lenta pero fluida con un graznido que le da cierta vida al ya de por sí emocionante momento.
Para finalizar, entramos a los Talleres, un espacio s igual a un taller de Carpintería pero en masivo, un galerón vaya, con herramientas por todos lados, tiliches por doquier, viruta de madera por aquí, tornillos y estantes por acá, parecería que aquel lugar tan común era impo- sible que creara tanta magia, y efecti- vamente el lugar no hace la magia, era como pensar que las maquinas se hicie- ron solas, es el espacio físico de la crea- ción solo eso, la materia prima, la ma- teria gris está en los creadores François Delarozière y Pierre Orefice, está en su imaginación, es sus sueños, en sus ins- piraciones, en su pasado y por supues- to en su futuro, esto me recuerda a la frase del capitán Nemo de Julio Verne, “No necesitamos continentes nuevos, sino personas nuevas.” Bon Voyage.
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